Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con deslumbrante maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en un lienzo https://ambertciy481410.bluxeblog.com/70691064/qué-declaró-zidane-después-del-cabezazo